24 Jun
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En una interesante investigación experimental, se entregaron consolas de juegos a niños que iban bien en la escuela. Después de cuatro meses, se descubrió que pasaban más tiempo jugando y menos tiempo haciendo las tareas escolares. Sus calificaciones cayeron alrededor de un 5% lo cual es muchísimo en sólo cuatro meses.

En otro estudio, los niños tuvieron que aprender una lista de palabras. Una hora después, a algunos se les permitió jugar un videojuego de carreras de autos. Dos horas después se fueron a la cama. A la mañana siguiente, los niños que no jugaron recordaron alrededor del 80% de la lección frente al 50% de los jugadores. Los autores observaron que jugar interfiere con el sueño y la memorización.

Las redes sociales no son menos preocupantes que algún videojuego. Tenemos que entender algo: las redes sociales y las pantallas han sido diseñadas para ser adictivas. Y no sólo afectan a nuestros hijos, te afectan a ti y después tus hijos imitarán tus conductas.

En una entrevista con la BBC, Aza Raskin —el inventor de la función del scroll infinito que vemos en redes sociales— dijo que «es como si ellos (redes sociales) tomaran cocaína conductual y la rociaran por toda la interfaz. Y eso es lo que te mantiene con ganas de volver y volver». Las compañías tecnológicas están probando a las personas todo el tiempo para encontrar la mejor manera de hacerlos adictos. Agregó que «detrás de cada pantalla en tu teléfono, hay literalmente mil ingenieros que han trabajado en esas cosas para hacerlas lo más adictivas posibles».

Business Insider mencionó que Sean Parker —el antiguo presidente de Facebook— dijo que las redes sociales «explotaban la vulnerabilidad en la psicología humana», afirmando que él y Mark Zuckerberg entendían esto, pero que lo hicieron de cualquier manera.

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