06 Jan
06Jan

Siempre me pareció difícil hacer amigos verdaderos; cada año era comenzar desde cero. Para mí era muy importante rodearme de personas que me aceptaran y me quisieran tal y como era. No buscaba ser falsa para encajar y a veces esa necesidad complicaba las cosas.

Recuerdo mi primer día en segundo de primaria en una nueva escuela. Hice una amiga, salimos al receso y comenzamos a jugar. Luego llegaron las «populares» del salón y se unieron. Empecé a dar ideas de cómo hacerlo más divertido, y de un momento a otro, le dijeron a mi amiga: «¡Ella o nosotras!». Y claro que Fernanda (el nombre de mi nueva amiga) se fue con ellas. Después me fui a llorar debajo de las gradas hasta que sonó la campana para volver al salón. Afortunadamente, al día siguiente, Fernanda volvió a ser mi amiga.

Desde mi perspectiva como adulto, mi experiencia con el bullying fue nula; sin embargo, ese día no se ha borrado de mi memoria y me causa tristeza. Ese día sufrí el rechazo, y no puedo imaginar que eso suceda todos los días.

¿Puedes imaginar el daño que el bullying provoca? El cerebro de un niño que está expuesto prolongadamente al bullying no sólo sufre daños psicológicos, sino también físicos.

Un estudio longitudinal llamado IMAGEN, puntualiza que los adolescentes que estuvieron expuestos a un acoso permanente por un tiempo determinado, tienen una disminución significativa respecto a un área del cerebro que está ligado con el aprendizaje y el movimiento, llamados putamen izquierdo y caudado izquierdo.

Esto tiene mucho que ver con el cortisol, la hormona que regula el estrés. En los adultos, los niveles altos de cortisol permiten que el cuerpo tenga un rendimiento más alto. Sin embargo, el exceso de esta hormona en el cerebro del niño genera un efecto contrario, disminuyendo su rendimiento.

El hecho de que un niño se encuentre con esta condición, no permite que su cerebro se repare al realizar sus actividades cotidianas como el sueño, el apetito, la memoria, entre otras, por lo que no le permite tener un adecuado funcionamiento.


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