07 Sep
07Sep

12-13 Los apóstoles que vieron a Jesús subir al cielo eran Pedro, Juan, Santiago, Andrés, Felipe, Tomás, Bartolomé, Mateo, Santiago el hijo de Alfeo, Simón el Celote y Judas el hijo de Santiago. Todos ellos se alejaron del Monte de los Olivos y cami- naron como un kilómetro, hasta llegar de nuevo a Jerusalén. Cuando llegaron a la casa donde se estaban quedando, subieron a su cuarto. 14-15 Estos seguidores de Jesús eran un grupo muy unido, y siempre oraban juntos. Con ellos se reunían los hermanos de Jesús y algunas mujeres, entre las que se encontraba María, la madre de Jesús. Todos los de este grupo eran como ciento veinte personas. Un día en que todos ellos estaban juntos, Pedro se levantó de pronto y les dijo: 16 «Queridos amigos, todos sabemos que a Jesús lo arrestaron porque Judas llevó a los enemi- gos de Jesús hasta donde él estaba. Eso ya lo había anunciado el Espíritu Santo por medio de David. Así lo dice la Biblia, y así sucedió.17 »No hay que olvidar que Judas era uno de los nuestros, y que trabajaba con nosotros. 18 Cuando traicionó a Jesús, con el dinero que le dieron fue y compró un terreno. Pero luego se cayó de cabeza y se estrelló contra el suelo. 19 Todos en Jerusalén lo supieron y, desde entonces, ese lugar se conoce como “Campo de sangre”. 20 Ahora tiene que cumplirse lo que se dice en el libro de los Salmos: “¡Que su casa se quede vacía! ¡Que nadie viva en ella! ¡Que otro haga su trabajo!”21-22 »Por eso, otro tiene que ocupar el lugar de Judas, para que junto con nosotros anuncie a todo el mundo que Jesús resucitó. Tiene que ser alguien que, desde el principio, haya andado con Jesús y con nosotros; alguien que lo haya conocido desde que Juan lo bautizó hasta el día en que subió al cielo.»23 Los candidatos presentados para ocupar el puesto de Judas fueron dos. Uno de ellos se llamaba José Barsabás, más conocido como «el Justo», y el otro se llamaba Matías. 24 Luego todos oraron: «Señor, tú sabes lo que nosotros pensamos y sen- timos. Por eso, te rogamos que nos muestres cuál de estos dos 25 debe hacer el trabajo que a Judas le correspondía.»26 Después de eso se hizo un sorteo, y Matías resultó elegido. Desde ese día, Matías se agregó al grupo de los apóstoles.

Observa

Los apóstoles regresan a Jerusalén, donde se les unen las mu- jeres, María, la madre de Jesús, y sus hermanos. El grupo se reúne en constante oración. Pedro se dirige a sus hermanos y hermanas en Cristo, acerca de buscar un reemplazo para Judas, quien traicionó a Jesús y ahora está muerto. Establece algunos requisitos para el reemplazo del apóstol: debe ha- ber estado con el grupo todo el tiempo que Jesús estuvo con ellos, desde el bautismo de Juan hasta la ascensión al cielo. Esto es importante porque el apóstol debe ser testigo de la resurrección de Jesús. Barsabás y Matías son nominados, y el grupo encomienda el proceso de selección al Señor en ora- ción. Se echan suertes y Matías se une a los once apóstoles.

Reflexiona

La oración revela una postura de dependencia: muestra que necesitamos a Dios y que lo reconocemos como el Señor de nuestra vida. La oración se puede describir como una con- versación con Dios. Hablamos con Él y luego nos detenemos a escuchar lo que tiene que decirnos, muchas veces a través de Su Palabra. Orar junto con otros hermanos y hermanas en la fe nos acerca a Dios y en unidad unos con otros. ¡Llevemos todo a Dios en oración!

Aplica

Habla con Dios a medida que avances en tu día. Podría ser una breve oración de alabanza, como “¡Gracias Dios por el clima!” o una oración más larga, detallando una situación y pidiendo ayuda.

Ora

Señor Jesús, gracias por el maravilloso regalo de la oración. Abre mi corazón y ayúdame a escuchar lo que tienes que decirme. Sobre todo, acércame a Ti. Oro en Tu nombre, amén.

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