07 Nov
07Nov

22 »Escúchenme bien, porque voy a hablarles de Jesús, el que vivía en Nazaret. Todos nosotros sabemos que Dios lo envió. También sabemos que Dios le dio grandes poderes, porque lo vimos hacer grandes maravillas y señales.23 »Desde el principio, Dios había decidido que Jesús sufriera, y que fuera entre- gado a sus enemigos. Ustedes lo ataron y lo entregaron a los romanos, para que lo mataran. 24 ¡Pero Dios hizo que Jesús resucitara! ¡Y es que la muerte no tenía ningún poder sobre él! 25 Hace mucho tiempo, el rey David dijo lo siguiente acer- ca de Jesús: “Yo siempre te tengo presente; si tú estás a mi lado, nada me hará caer. 26 Por eso estoy muy contento, por eso canto de alegría, por eso vivo confiado.27 ”¡Tú no me dejarás morir ni me abandonarás en el sepulcro, pues soy tu fiel servidor!28 Tú me enseñaste a vivir como a ti te gusta. Contigo a mi lado soy verdaderamen- te feliz.”29 »Amigos israelitas, hablemos claro. Cuando David murió, fue enterrado, y todos sabemos dónde está su tumba. 30 Y como David era profeta, Dios le prometió que un familiar suyo sería rey de Israel.31 »David sabía que Dios cumpliría su promesa. Por eso dijo que el Mesías no mori- ría para siempre, sino que resucitaría. 32 Todos nosotros somos testigos de que Dios resucitó a Jesús, 33 y de que luego lo llevó al cielo y lo sentó a su derecha.»Dios le dio a Jesús el Espíritu Santo. Y ahora Jesús nos ha dado ese mismo Espíritu, pues nos lo había prometido. ¡Y esto es lo que ustedes están viendo y oyendo!34 »Sabemos que quien subió al cielo no fue David, pues él mismo dice: “Dios le dijo a mi Señor el Mesías: ‘Siéntate a la derecha de mi trono 35 hasta que yo derro- te a tus enemigos.’”36 »Israelitas, ustedes tienen que reconocer, de una vez por todas, que a este mismo Jesús, a quien ustedes mataron en una cruz, Dios le ha dado poder y autoridad sobre toda la humanidad.»

Observa

El apóstol Pedro predica su primer sermón a sus hermanos israelitas. Ex- plica que la muerte y la resurrección de Jesús no fueron eventos aleato- rios, sino que fueron planeados por Dios para salvar a la humanidad de las consecuencias mortales del pecado Pedro muestra que Dios le cumplió Su promesa a David de que el Mesías vendría de su linaje familiar, al citar la profecía de David y el testimonio del Salmo 16 y el Salmo 110. ¡Pedro proclama audazmente que Jesús es el Mesías a quien ellos rechazaron y crucificaron, pero Dios lo resucitó de entre los muertos y trajo la salvación al mundo!

Reflexiona

Nuestro pecado nos separó de Dios, pero Él en Su misericordia y amor preparó un plan eterno para nuestra salvación, para que nuestra relación con Él fuera restaurada. Dios envió a su único Hijo a morir en nuestro lugar; fue nuestro pecado lo que mantuvo a Jesús en la cruz. ¡Que toda gloria y alabanza sea para Jesús quien venció el pecado y la muerte!

Aplica

¿Cómo te ofrece esperanza el plan de salvación de Dios? ¿Cómo puedes alabarle hoy?

Ora

Dios Padre, gracias por enviar a Tu Hijo Jesús a morir por mi pecado, para tener vida eterna junto a Ti. En el nombre de Jesús, amén.

Comentarios
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