55 En la profundidad de ese pozo te pedí ayuda, Dios mío, 56 y tú atendiste mis ruegos; ¡escuchaste mi oración! 57 Te llamé, y viniste a mí; me dijiste que no tuvie- ra miedo.58 No me negaste tu ayuda, sino que me salvaste la vida. 59 Dios mío, ¡ayúdame! Mira el mal que me causaron, 60 mira el mal que piensan hacerme, ¡quieren ven- garse de mí!61 Tú sabes cómo me ofenden; tú sabes que me hacen daño. 62 Tú bien sabes que misenemigossiemprehacenplanescontramí.63 ¡Míralos!Noimportaloquehagan, siempre están burlándose de mí.64-66 ¡Espero que los castigues con toda tu furia! ¡Bórralos de este mundo! Mi Dios, ¡dales su merecido por todo lo que han hecho! ¡Maldícelos y hazlos sufrir!
Observa
El autor invoca al Señor desde un lugar profundo de sufrimiento. El Señor no es indiferente, sino que escucha el clamor del autor y se acerca, diciéndole que no tema. El Señor pelea por él y lo salva de la muerte. Ve todo lo que los enemigos del profeta le han hecho, los insultos y los complots llevados a cabo con venganza. El autor sabe que el Señor ve todas las cosas, y por eso clama y le pide que les pague por lo que hicieron.
Reflexiona
Puede ser difícil creer que Dios escuche nuestro clamor y actúe en nuestro nombre en medio de nuestro sufrimiento. Sin embargo, el autor nos recuerda la verdad: Dios nos escucha y se acerca. Él nunca abandona a sus hijos amados, y pode- mos confiar en que, incluso cuando nada parez- ca haber cambiado, Dios lo vio todo y obrará a nuestro favor. No debemos temer porque Él está cerca.
Aplica
¿Qué te muestra este pasaje acerca del carácter de Dios? ¿Cómo te con- suela esto en medio del sufrimiento?
Ora
Querido Dios, gracias porque puedo confiar en que siempre responderás a mi clamor de ayuda. Consuélame con Tu presencia cuando la vida sea dura. En el nombre de Jesús, amén.